martes, 3 de abril de 2007

¿Qué es la personalidad?

Por personalidad ha de entenderse un conjunto o sistema amplio de fenómenos, procesos y de diferente naturaleza, aunque relacionados entre sí (Fierro, 1992) y que se caracteriza por:

  • Las diferencias individuales de un sujeto a otro.

  • Su estabilidad, consistencia y regularidad en el comportamiento de un sujeto.
  • Ser activa y no sólo reactiva frente a los estímulos y demandas exteriores.
  • Principio de acción e interacción con el entorno.
  • Incluir un sistema del sí mismo o comportamientos y procesos referidos a uno mismo (autopercepción, autoestima, autoconocimiento y autorregulación).
  • Interacción con los demás (dimensión social de la personalidad).
    La personalidad es, por tanto, un sistema complejo constituido por elementos cognitivos, como los estilos cognitivos e incluso la inteligencia, y por elementos no cognitivos, como por ejemplo el autoconcepto, la ansiedad, las expectativas de control, las habilidades sociales y la asertividad, etc., variables que todas ellas inciden en mayor o menor grado en el desempeño escolar de los alumnos.
La ansiedad constituye un fenómeno de personalidad altamente representativo de ella, precisamente por su complejidad, ya que contiene una variedad de elementos: componentes de naturaleza fisiológica, emotiva, motivacional y comportamental.

La ansiedad se ha venido relacionando tanto con el rendimiento académico como con el aprendizaje.
a) Relación ansiedad / rendimiento
Un ejemplo de esta relación es la ansiedad de prueba o de examen. La ansiedad trae un deterioro en todas aquellas tareas sujetas a evaluación, en las que el sujeto se ve evaluado por otro. Según el modelo de procesamiento de información, la ansiedad interfiere en el momento de codificar el material, organizarlo o recuperarlo durante un examen.

De la abundante investigación (Fierro, 1992) se desprende que, como regla, niveles mínimos e igualmente niveles máximos de ansiedad se asocian en la ejecución a rendimientos más pobres, mientras grados medios de ansiedad (y permaneciendo constante el resto de variables pertinentes) se asocian a un mejor rendimiento. Si bien, no obstante, se aprecia una gran diferencia según que las personas se vean enfrentadas a tareas sencillas (en las que puede contribuir a un mejor rendimiento), o complejas y difíciles (en las que la ansiedad interfiere el rendimiento ).
b) Relación ansiedad / aprendizaje
Relaciones parecidas se dan entre la ansiedad y el aprendizaje, pues también aquí:
Un grado moderado de ansiedad mejora el aprendizaje.
Grados elevados de ansiedad dificultan aprendizajes complejos, si bien no tanto los simples.

Otro aspecto de la diversidad del alumnado se refiere a las atribuciones y expectativas del sujeto en relación con el control que ejerce sobre el entorno y la eficacia de actos, es decir, el grado en que controla los acontecimientos que le afectan. Esta motivación de logro se relaciona con la teoría de la atribución de Weiner, con la de la Autoeficacia de Bandura; con la habilidad percibida, el esfuerzo y la autoestima el1 rendimiento del alumno; y, según Atkinson puede explicar gran parte de las diferencias individuales de las destrezas intelectuales en términos de factores motivacionales.

Por tanto, también se han encontrado relaciones entre los resultados del aprendizaje estos patrones de atribución de los alumnos, siendo tales relaciones bidireccionales, ya ( si bien los resultados previos contribuyen a la constitución de pautas predominantes de atribución causal, también éstas son predictoras y ejercen influencia sobre el rendimiento.
Se han descrito varias dimensiones en la atribución causal, destaquemos en este punto el locus de control y la autoeficacia.

a) El Locus de control se refiere a las expectativas del sujeto relativas al lugar de control de los acontecimientos, pudiendo ser de dos tipos:
Externo: atribuir la causa de los sucesos a factores externos que escapan de responsabilidad y control. Interno: atribuirlo a factores internos donde yo tengo la responsabilidad y control.

En relación con el locus de control se han descrito dos fenómenos importantes:
“Indefensión aprendida” (Seligman, 1975). Los sujetos a veces adquieren experiencia de hallarse indefensos, al ver que ninguna de sus acciones contribuyen al efecto de evitar un daño o de conseguir algún bien. Esta experiencia trae consecuencias muy negativas para el sujeto y no sólo afectivas o emocionales (como el malestar y el ánimo deprimido), sino que también conlleva l pérdida de energía y deteriora la capacidad de aprender nuevas relaciones y percibir correctamente los acontecimientos y relaciones del entorno.
“Beneficiación” (Harter, 1985): el sujeto reconoce control interno en caso éxito y externo en caso de fracaso.
b) La expectativa de Autoeficacia (Bandura, 1986) consiste en la convicción de que se puede llevar con éxito la conducta necesaria para producir determinados resultados. Se refiere a la capacidad, eficiencia, o habilidad de la propia conducta (no se trata la expectativa sobre el resultado real, que puede depender de factores externos). Es muy importante para el aprendizaje pues influye en el inicio o mantenimiento de una conducta determinada.
Se relaciona con la forma de retomar tareas interrumpidas:
Los sujetos prefieren volver a la tarea comenzada en otro momento, cuando fue involuntariamente interrumpida, que realizar de nuevo una tarea completada ya en otra ocasión.
Es propio de una personalidad sana el tener interés por llegar a completar o perfeccionar tareas empezadas o intentadas y un relativo desinterés por las que ya fueron logradas.

Fuente:
Narciso Rodríguez Zarallo, Aspectos relevantes de la diversidad para la educación, Colegio Santa Teresa de Badajoz, España.

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