martes, 17 de abril de 2007

¿Cómo podemos definir a los niños superdotados?


Si vamos a explicar cómo proporcionar oportunidades educativas a alumnos excepcionalmente capaces, es necesario que primero nos pongamos de acuerdo sobre qué tipo de estudiante es el sujeto de nuestro análisis. Para asegurarnos de que tenemos una idea similar, comenzaremos tratando de definir a esos alumnos.
Si no estamos hablando sobre el tipo de “superprodigio” del pasado, ¿cómo definiríamos al alumno superdotado?
• ¿Alguien que sobresale en todas sus asignaturas?
• ¿Alguien que tiene un especialísimo talento para la música o el arte?
• ¿Alguien que siempre está bien preparado en los exámenes y al que le gusta mucho estudiar?
Los resultados de numerosos programas especiales, en los Estados Unidos de América y otras partes del mundo, han provocado una significativa revisión de la definición de los niños superdotados.
Después de aproximadamente diecisiete años de programas publicados para niños superdotados en los Estados Unidos, tanto la definición como las características sobre estos niños ha cambiado. Hoy en día, la definición y el modelo de programa más generalmente aceptados son los del doctor Joseph Renzulli, del Instituto de Investigación para la educación de los Alumnos Superdotados (Research Institute for Gifted Education, University of Connecticut, USA.) Para el doctor Renzulli, lo que define a un individuo superdotado es la posesión de tres conjuntos básicos de características estrechamente relacionadas y con un igual énfasis en cada una de ellas:
• Una capacidad intelectual superior a la media.
• Un alto grado de dedicación a las tareas.
• Altos niveles de creatividad
Es decir que...
Estos niños poseen una capacidad intelectual superior a la media, aunque no tienen forzosamente que ser extraordinariamente inteligentes. La inteligencia es importante, pero la inmensa mayoría de las personas más productivas del mundo no poseen puntuaciones de C. I. necesariamente superiores.
Hay investigaciones que han demostrado que existe una relación limitada entre un alto grado de inteligencia y el resultado de la creatividad productiva.
La habilidad intelectual de un niño no puede calcularse de manera tan simple como su estatura o peso. Tampoco es la habilidad intelectual el resultado de una serie de puntuaciones recibidas en una prueba intelectual. El pronóstico sobre la capacidad intelectual de un niño varía de acuerdo con su edad (particularmente con los menores) y con la prueba utilizada.
Los expertos en la educación de niños superdotados recomiendan que el mayor peso sobre el pronóstico de la potencial habilidad intelectual de un alumno se dé a la evidencia de un alto nivel de rendimiento en el colegio (rendimiento demostrado durante un período de tiempo, junto con los resultados de las correspondientes pruebas académicas). La conjunción de estos factores es el mejor indicador del futuro desarrollo del alumno (Hagen, 1980).
Los profesores debemos recordar que la inteligencia y el desarrollo no están perfectamente correlacionados. Por eso, el niño que haya sobresalido constantemente en una misma asignatura puede tener más probabilidad de ser superdotado que otro alumno que haya recibido un C. I. más elevado. Y, sobre todo, el C. I. es únicamente una forma muy primaria de obtener una indicación de la habilidad intelectual del alumno. Cada vez más, un mayor número de especialistas recomiendan la no utilización de los tests para confirmar o rechazar nuestra perspectiva de la inteligencia del alumno, aconsejándonos basarnos primordialmente en nuestras propias observaciones. (Posteriormente hablaremos de ello en este documento.)
Consecuentemente, los programas para niños superdotados basados únicamente en el C. I. discriminan a aquellos otros que podrían tener un mayor potencial de productividad.
Estos niños muestran gran capacidad de trabajo. Dedican una gran cantidad de energía a resolver un problema concreto o a una actividad específica.
De entre todas las definiciones de niños superdotados, la que incluye la característica de “perseverancia” es la de menos controversia. Comparando los estudios realizados durante cuarenta años sobre un número determinado de superdotados que han tenido éxito o no con los programas existentes hoy en día, la única característica común a todos ellos es la existencia de un excepcional “afán de logro” y, la devoción con que esas personas eminentes y los estudiantes actuales se dedican a sus específicas áreas de interés, mucho más intensamente que la mayoría.
No importa lo ocupado que pueda estar. El superdotado siempre encuentra el tiempo suficiente para seguir aquel problema, actividad o afición de su interés. Éstos son los chicos que se quedarán despiertos toda la noche, se olvidarán de cenar y de la televisión para revisar un cuento, diseñar una casa, inventar un juego o resolver una ecuación matemática. Y, como sus padres atestiguarán, este tipo de comportamiento no es inusual.
Normalmente, esta característica no se detecta en el colegio, ya que las oportunidades de enfrascarse en una tarea específica pueden estar limitadas. Los padres, sin embargo, tienen muchas oportunidades de observar este tipo de comportamiento y aportar numerosos ejemplos.
Debemos tratar de reconocer a los estudiantes que presenten esta clase de comportamientos y preguntarnos seriamente: ¿Qué oportunidades estamos poniendo a su disposición que les animen o desanimen en este tipo de perseverancia personal?
Estos niños muestran altos niveles de creatividad. Las personas que los conocen comentan con frecuencia que sus ideas, preguntas, dibujos, juegos, etc., son originales, ingeniosos, novedosos y poco corrientes. Si bien, normalmente, estamos de acuerdo acerca de las cosas que connotan creatividad, la dificultad ha sido siempre: ¿Cómo medirla? ¿Cómo saber si un niño es más creativo que otro?
No existe una definición de la creatividad con la que todo el mundo esté de acuerdo. La mayoría de las definiciones dicen demasiado (algo o alguien es original, nuevo, genial, escandaloso, luminoso, artístico, flexible, espontáneo, etc.), o demasiado poco (un proceso que finaliza en algo nuevo o valioso). La mayoría de las definiciones implica el desarrollo de algo único.
En el pasado, la gente tenía la tendencia de caracterizar la creatividad como un “momento de inspiración” que daba como resultado una obra maestra bien de arte, de música, fórmula, baile, poesía o canción. Actualmente, los investigadores no consideran la creatividad como la “musa”. Estudios sobre artistas, científicos, músicos, médicos, etc., han llegado a la conclusión de que la creatividad no llega a partir de una imprevista inspiración (se enciende la bombilla), sino como resultado de una enorme cantidad de TRABAJO. Creatividad significa mucho esfuerzo; no consiste en esperar sentado a ver si llega una idea nueva.
Hasta ahora, los tests utilizados para medir la “cantidad” de creatividad han dado resultados poco satisfactorios y muy subjetivos. La investigación nos ha demostrado que las correlaciones son tan bajas entre esos tipos de tests, que provocan problemas graves de fiabilidad. Los profesores han sido advertidos contra su utilización como único instrumento en la selección e identificación de niños potencialmente superdotados.
El tipo y la naturaleza de los productos de esos estudiantes superdotados (mapas, poesías, experimentos científicos, juegos, bailes, disfraces, etc.) son indicadores mucho más fiables de la existencia de creatividad.
Debemos ofrecer a nuestros alumnos las oportunidades de realizar unos productos diversos, no solamente de completar hojas de cuadernos y composiciones de temas idénticos.
Esta definición ha estado desarrollada por especialistas en la educación de niños superdotados. Está basada en los resultados de una multitud de programas especiales y en las experiencias de los profesores, padres y alumnos que han participado en ellos. Deberíamos dar un voto de confianza a esas personas.
Antes de que podamos fijar nuestra atención en descubrir cuáles de entre nuestros alumnos pudieran ser potencialmente superdotados, deberíamos preguntarnos sinceramente si estamos proporcionando a TODOS ellos las oportunidades necesarias para cumplir las tres partes de la definición.
• ¿Estamos abiertos y somos capaces de reconocer y valorar las indicaciones, no-tests, de una habilidad intelectual?
• ¿Damos a nuestros alumnos oportunidades para que exploren y profundicen, con el suficiente tiempo, algún área específico de su interés?
• ¿Diversificamos el tipo de deberes entre los alumnos? ¿Damos posibilidades para que los alumnos realicen proyectos diferentes sobre una asignatura específica?
Tenemos que prestar atención a las tres partes de la definición por igual. Si nos descuidamos, nos arriesgamos a ignorar los resultados más fiables de la investigación.
¿Los alumnos en los que tú pensabas cumplen con esta definición? ¿Esta definición te ha hecho pensar en otros alumnos que no habías considerado inicialmente?
Circunstancias que concurren en el superdotado
creatividad
habilidad dedicación
superior al trabajo

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