1. ¿Cómo afectan mis emociones a mis estudios?
¿SON LAS EMOCIONES UNA AYUDA O UN ESTORBO PARA ESTUDIAR?
Las emociones pueden ser tanto una ayuda como un estorbo a la hora de estudiar.
Es fácil caer en el error de que existen emociones ‘buenas’ y emociones ‘malas’. Las ‘buenas’ parecerían ser, a la hora de estudiar, el optimismo y el entusiasmo, y las ‘malas’, por ejemplo, la furia, la ansiedad o el miedo.
Sin embargo, el optimismo podría convertirse en sobreestimación propia, cuando pensamos que ya sabemos todo y nos irá muy bien, y ‘soltamos las riendas’ mucho antes de lo necesario. Vamos al examen... y descubrimos, tarde y dolorosamente, que nos han aplazado...
La furia podría indicar una energía positiva de reacción frente a un revés (por ejemplo, el del párrafo anterior), y si ella no es desmedida o incontrolable, es mucho mejor que la abulia, la indiferencia o la depresión, sentimientos que pueden surgir después de un hecho adverso, y que no nos predisponen a la acción.
La ansiedad indica cierto grado de estrés que nos prepara para la acción. La ausencia total de ansiedad sería un tremendo control de nosotros mismos, que nos otorga completa tranquilidad, algo que es raro de ver (como sabemos por experiencia propia); pero también la ausencia de ansiedad podría indicar indiferencia, abulia, o lo que es peor... inconsciencia del reto -p. ej. un examen- que tenemos que afrontar.
El miedo, en muchos casos, es una valiosísima señal que indica la desproporción entre la amenaza a la que nos enfrentamos y los recursos con los que contamos para resolverla. Sin embargo, nuestra confusión lo han convertido en una ‘emoción negativa’ que debe ser ignorada o eliminada. La inconsciencia de lo que puede representar esta importante señal que es el miedo, podrían hacernos fracasar en nuestros estudios... justamente por creer, otra vez, que el optimismo o la confianza propia son siempre válidos y el miedo nunca lo es.
Lo que, sin dudas, es un elemento positivo a la hora de estudiar es el equilibrio emocional, ese estado de serenidad que nos permite evaluar con eficacia cada estado anímico que vivimos. Distinguir el optimismo correcto del que puede estar fuera de lugar, la ansiedad que nos impulsa a la acción de la que nos paraliza, la furia que nos hace avanzar de aquella que nos ciega, o el miedo que nos deprime y anula del miedo que nos señala inseguridades y peligros que debemos superar trabajando (estudiando) con más ahínco.
2. ¿Cómo influye una buena relación con el profesor para entender y aprobar una materia?
‘ME GUSTA MUCHO, POQUITO, NADA...’
Cuando estás asistiendo a una escuela o a una universidad, la finalidad principal es la adquisición de conocimientos, y éstos se miden por los exámenes, parciales o finales, orales y/o escritos.
Parte de esa adquisición de conocimientos se produce por la lectura de distintos materiales, pero otra parte la recibes directamente de un/a profesor/a, él/ella te comunica no sólo datos, ideas, informaciones, sino que puede transmitirte o despertarte distintas sensaciones, emociones y sentimientos que pueden favorecer o perjudicar tu aprendizaje.
Es muy importante que aprendas a ser consciente de lo que experimentas frente a los profesores: sea esto simpatía, antipatía, agrado, desagrado, entusiasmo, aburrimiento, motivación, etc. Esta consciencia te permitirá manejar distintas circunstancias vinculadas al aprendizaje, en estos aspectos:
a) Que aproveches si se da una buena relación con tus profesores, lo cual estimula tu aprendizaje y favorece tu participación en clase y la percepción que tengan de tu desempeño en los estudios.
b) Que aprendas a neutralizar una mala relación con los profesores, para que ella no te desmotive o te quite el entusiasmo por aprender.
c) Que no confundas una mala (o nula) relación con los profesores, con tu interés o necesidad de aprendizaje de las materias que ellos dictan, sabiendo discriminar ambas cosas para que la confusión entre ambas no te perjudiquen en el estudio y aprendizaje.
d) Que la consciencia de que no tienes una buena relación con los profesores te motive a buscar todos los medios para revertir esa situación, recordando finalmente que son esos mismos profesores quienes te podrán ayudar para aprender mejor, y quienes terminarán evaluando tu aprendizaje, tarea en la que sin ninguna duda, además de priorizar los elementos puramente académicos, influyen también las percepciones subjetivas sobre esfuerzos, voluntad e interés de cada alumno en la materia que se dicta.
3. ¿Puedo estudiar sin motivación?
LA MOTIVACIÓN ES LA CLAVE ESENCIAL PARA EL ESTUDIO.
Sabemos lo que la motivación es. Y lo sabemos por nuestra experiencia personal y nuestra observación directa: si unimos a dos personas con la misma habilidad y les proporcionamos la misma oportunidad y condiciones para el éxito, la persona motivada sobrepasara a la persona sin motivación en el desempeño y el resultado.
Cuando no existe motivación hacia el aprendizaje, el aprendizaje es casi nulo.
Se sabe que los estudiantes motivados cooperan más. Esto los hace mas abiertos psicológicamente al material de aprendizaje y mejoran el procesamiento de información. Es mucho más fácil para los estudiantes comprender lo que necesitan comprender.
Los estudiantes motivados aprenden mucho más que aquellos que no tienen motivación. Los instructores, maestros, facilitadores y líderes de entrenamiento están mucho más dispuestos a dar su mejor esfuerzo cuando saben que los estudiantes están haciendo su mayor esfuerzo. Es importante no olvidar la reciprocidad de esta relación.
Algunas de las ideas o conceptos que puedes tener presente a menudo, para estar motivado en tus estudios, son éstos:
1. ‘Tengo una actitud positiva hacia mi profesor y hacia lo que voy a aprender, con una expectativa razonable de logro exitoso’.
2. ‘Sé que este aprendizaje llevará al logro y el abastecimiento de necesidades personales y profesionales importantes’.
3. ‘Me siento estimulado por esta experiencia de aprendizaje’.
4. ‘Mis emociones están involucradas durante el aprendizaje y puedo contribuir como miembro de un grupo hacia el cual siento un sentido de afecto y respeto mutuo’.
5. ‘Me doy cuenta de que me estoy volviendo más competente y sé que soy responsable por el éxito que estoy teniendo’.
6. ‘La manera en que está avanzando esta experiencia de aprendizaje me ayuda a valorar y a querer utilizar lo que he aprendido’.
4. ¿Qué hacer para aumentar mi interés y motivación?
PRINCIPIOS PARA AYUDAR...ME A ESTUDIAR
Quizá se pueda estudiar sin motivo, pero es poco probable que se pueda aprender sin ninguna motivación.
No podemos fabricar a voluntad el interés y la motivación, ni en nosotros mismos ni en los demás.
Lo que sí podemos hacer es, cuando se produce un descenso de la motivación y el interés espontáneos, es decir, cuando advertimos que decididamente no nos gusta una materia, cambiar el enfoque, replanteándonos la motivación no en términos de forzamiento, obligación o deber, sino alentándonos o motivándonos a través de objetivos intermedios o finales.
Así, el tema o materia determinada que definitivamente no nos motiva, puede ser dominado poniendo la mente en la utilidad, sentido o relación que tiene ese tema o materia con otros objetivos generales que tenemos al estudiar:
1. Como base para otros conocimientos futuros
2. Para desarrollar nuestra mente
3. Para descubrir claramente nuestra vocación
4. Para enriquecer nuestra personalidad
5. Para incrementar nuestra libertad para decidir en la vida
6. Para colaborar con las metas de la familia y de la sociedad en que vivimos
7. Para imitar los modelos que admiramos
8. Para satisfacer nuestras necesidades presentes
9. Para satisfacer nuestras necesidades futuras
Estudiar poniendo la mente en algunos de estos objetivos es aprender a actuar sin motivación real inmediata, en ciertos momentos, pero con una motivación mediata o final, con la vista puesta en un resultado deseable para nosotros. Esto es lo que hacen los atletas, que toleran entrenamientos aburridos o dolorosos a veces, con el firme deseo de superar sus marcas.
¿SON LAS EMOCIONES UNA AYUDA O UN ESTORBO PARA ESTUDIAR?
Las emociones pueden ser tanto una ayuda como un estorbo a la hora de estudiar.
Es fácil caer en el error de que existen emociones ‘buenas’ y emociones ‘malas’. Las ‘buenas’ parecerían ser, a la hora de estudiar, el optimismo y el entusiasmo, y las ‘malas’, por ejemplo, la furia, la ansiedad o el miedo.
Sin embargo, el optimismo podría convertirse en sobreestimación propia, cuando pensamos que ya sabemos todo y nos irá muy bien, y ‘soltamos las riendas’ mucho antes de lo necesario. Vamos al examen... y descubrimos, tarde y dolorosamente, que nos han aplazado...
La furia podría indicar una energía positiva de reacción frente a un revés (por ejemplo, el del párrafo anterior), y si ella no es desmedida o incontrolable, es mucho mejor que la abulia, la indiferencia o la depresión, sentimientos que pueden surgir después de un hecho adverso, y que no nos predisponen a la acción.
La ansiedad indica cierto grado de estrés que nos prepara para la acción. La ausencia total de ansiedad sería un tremendo control de nosotros mismos, que nos otorga completa tranquilidad, algo que es raro de ver (como sabemos por experiencia propia); pero también la ausencia de ansiedad podría indicar indiferencia, abulia, o lo que es peor... inconsciencia del reto -p. ej. un examen- que tenemos que afrontar.
El miedo, en muchos casos, es una valiosísima señal que indica la desproporción entre la amenaza a la que nos enfrentamos y los recursos con los que contamos para resolverla. Sin embargo, nuestra confusión lo han convertido en una ‘emoción negativa’ que debe ser ignorada o eliminada. La inconsciencia de lo que puede representar esta importante señal que es el miedo, podrían hacernos fracasar en nuestros estudios... justamente por creer, otra vez, que el optimismo o la confianza propia son siempre válidos y el miedo nunca lo es.
Lo que, sin dudas, es un elemento positivo a la hora de estudiar es el equilibrio emocional, ese estado de serenidad que nos permite evaluar con eficacia cada estado anímico que vivimos. Distinguir el optimismo correcto del que puede estar fuera de lugar, la ansiedad que nos impulsa a la acción de la que nos paraliza, la furia que nos hace avanzar de aquella que nos ciega, o el miedo que nos deprime y anula del miedo que nos señala inseguridades y peligros que debemos superar trabajando (estudiando) con más ahínco.
2. ¿Cómo influye una buena relación con el profesor para entender y aprobar una materia?
‘ME GUSTA MUCHO, POQUITO, NADA...’
Cuando estás asistiendo a una escuela o a una universidad, la finalidad principal es la adquisición de conocimientos, y éstos se miden por los exámenes, parciales o finales, orales y/o escritos.
Parte de esa adquisición de conocimientos se produce por la lectura de distintos materiales, pero otra parte la recibes directamente de un/a profesor/a, él/ella te comunica no sólo datos, ideas, informaciones, sino que puede transmitirte o despertarte distintas sensaciones, emociones y sentimientos que pueden favorecer o perjudicar tu aprendizaje.
Es muy importante que aprendas a ser consciente de lo que experimentas frente a los profesores: sea esto simpatía, antipatía, agrado, desagrado, entusiasmo, aburrimiento, motivación, etc. Esta consciencia te permitirá manejar distintas circunstancias vinculadas al aprendizaje, en estos aspectos:
a) Que aproveches si se da una buena relación con tus profesores, lo cual estimula tu aprendizaje y favorece tu participación en clase y la percepción que tengan de tu desempeño en los estudios.
b) Que aprendas a neutralizar una mala relación con los profesores, para que ella no te desmotive o te quite el entusiasmo por aprender.
c) Que no confundas una mala (o nula) relación con los profesores, con tu interés o necesidad de aprendizaje de las materias que ellos dictan, sabiendo discriminar ambas cosas para que la confusión entre ambas no te perjudiquen en el estudio y aprendizaje.
d) Que la consciencia de que no tienes una buena relación con los profesores te motive a buscar todos los medios para revertir esa situación, recordando finalmente que son esos mismos profesores quienes te podrán ayudar para aprender mejor, y quienes terminarán evaluando tu aprendizaje, tarea en la que sin ninguna duda, además de priorizar los elementos puramente académicos, influyen también las percepciones subjetivas sobre esfuerzos, voluntad e interés de cada alumno en la materia que se dicta.
3. ¿Puedo estudiar sin motivación?
LA MOTIVACIÓN ES LA CLAVE ESENCIAL PARA EL ESTUDIO.
Sabemos lo que la motivación es. Y lo sabemos por nuestra experiencia personal y nuestra observación directa: si unimos a dos personas con la misma habilidad y les proporcionamos la misma oportunidad y condiciones para el éxito, la persona motivada sobrepasara a la persona sin motivación en el desempeño y el resultado.
Cuando no existe motivación hacia el aprendizaje, el aprendizaje es casi nulo.
Se sabe que los estudiantes motivados cooperan más. Esto los hace mas abiertos psicológicamente al material de aprendizaje y mejoran el procesamiento de información. Es mucho más fácil para los estudiantes comprender lo que necesitan comprender.
Los estudiantes motivados aprenden mucho más que aquellos que no tienen motivación. Los instructores, maestros, facilitadores y líderes de entrenamiento están mucho más dispuestos a dar su mejor esfuerzo cuando saben que los estudiantes están haciendo su mayor esfuerzo. Es importante no olvidar la reciprocidad de esta relación.
Algunas de las ideas o conceptos que puedes tener presente a menudo, para estar motivado en tus estudios, son éstos:
1. ‘Tengo una actitud positiva hacia mi profesor y hacia lo que voy a aprender, con una expectativa razonable de logro exitoso’.
2. ‘Sé que este aprendizaje llevará al logro y el abastecimiento de necesidades personales y profesionales importantes’.
3. ‘Me siento estimulado por esta experiencia de aprendizaje’.
4. ‘Mis emociones están involucradas durante el aprendizaje y puedo contribuir como miembro de un grupo hacia el cual siento un sentido de afecto y respeto mutuo’.
5. ‘Me doy cuenta de que me estoy volviendo más competente y sé que soy responsable por el éxito que estoy teniendo’.
6. ‘La manera en que está avanzando esta experiencia de aprendizaje me ayuda a valorar y a querer utilizar lo que he aprendido’.
4. ¿Qué hacer para aumentar mi interés y motivación?
PRINCIPIOS PARA AYUDAR...ME A ESTUDIAR
Quizá se pueda estudiar sin motivo, pero es poco probable que se pueda aprender sin ninguna motivación.
No podemos fabricar a voluntad el interés y la motivación, ni en nosotros mismos ni en los demás.
Lo que sí podemos hacer es, cuando se produce un descenso de la motivación y el interés espontáneos, es decir, cuando advertimos que decididamente no nos gusta una materia, cambiar el enfoque, replanteándonos la motivación no en términos de forzamiento, obligación o deber, sino alentándonos o motivándonos a través de objetivos intermedios o finales.
Así, el tema o materia determinada que definitivamente no nos motiva, puede ser dominado poniendo la mente en la utilidad, sentido o relación que tiene ese tema o materia con otros objetivos generales que tenemos al estudiar:
1. Como base para otros conocimientos futuros
2. Para desarrollar nuestra mente
3. Para descubrir claramente nuestra vocación
4. Para enriquecer nuestra personalidad
5. Para incrementar nuestra libertad para decidir en la vida
6. Para colaborar con las metas de la familia y de la sociedad en que vivimos
7. Para imitar los modelos que admiramos
8. Para satisfacer nuestras necesidades presentes
9. Para satisfacer nuestras necesidades futuras
Estudiar poniendo la mente en algunos de estos objetivos es aprender a actuar sin motivación real inmediata, en ciertos momentos, pero con una motivación mediata o final, con la vista puesta en un resultado deseable para nosotros. Esto es lo que hacen los atletas, que toleran entrenamientos aburridos o dolorosos a veces, con el firme deseo de superar sus marcas.
1 comentario:
Excelente blog, felicitaciones
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